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Recogimiento y oración


Columnas de vida espiritual: Recogimiento y oración.

Petición “Que a través de estas dos columnas de fe o de vida espiritual, podamos entrar en nosotros mismos, para dedicar más tiempo a Dios, con el oído del corazón inclinado a la esperanza de encontrar la identidad de hermano menor en el seguimiento de Jesús, para amarlo y seguirlo más de cerca”.

En la vida religiosa tenemos que cultivar la necesidad de ciertos momentos de mayor recogimiento y dedicarnos exclusivamente a la oración, a la meditación, en una palabra a nuestra relación con el buen Dios de nuestra vida. Por otra parte, es evidente que cuando vivimos en un clima de mayor intensidad espiritual es más fácil escuchar la voz de Dios, que quizás estaba tratando de hacerse oír, en vano, porque andábamos demasiado atareados y sobre todo porque vivimos en un clima donde predomina el ruido y por tanto el recogimiento y la oración no tienen lugar. Todos necesitamos esos momentos especiales diariamente. Nuestra condición humana, limitada e histórica, implica que sufrimos el desgaste del tiempo. Se nos van olvidando los principios aprendidos del carisma y se nos desdibuja el ideal (motivaciones vocacionales), se desinfla el entusiasmo y nos seduce la vida Light, vivimos relativizándolo todo, aún lo espiritual (crisis de fe). Así somos todos. Por tanto, necesitamos momentos de renovación, para lograr una búsqueda auténtica de la voluntad de Dios en la disposición de la propia vida, como lo hizo el mismo Francisco, Clara y muchísimos santos más.

Uno de los principios fundamentales de la formación es subrayar la importancia de “las columnas de fe o de vida espiritual”. Se insiste en que es el formando mismo el primer responsable de su vocación y de su formación. Por lo tanto, es necesario ahondar más en esta tarea que se nos ha dado…

Todos corremos el riesgo de caer en el subjetivismo axiológico y encerrarnos en una visión parcial de las cosas, y, sobre todo, de nosotros mismos. En los momentos de crisis, de racionalismo filosófico y oscuridad todos agradecemos la ayuda de un método eficaz para lograr salir de esas situaciones de la vida interior – pues el hombre ha sido creado para alabar y servir a Dios- (2Cor 12, 9-10) y ya san Francisco insiste a sus hermanos que no “apaguen el espíritu de oración y devoción”.

No es una simple actitud de recogimiento y oración sino que ellos son la clave para el discernimiento. Por tanto puede ayudarnos a:

a) Descubrir lo que Dios quiere en cada momento (Rom 12, 1-2)

b) Cultivar una mayor intimidad con Dios, el amor de las virtudes franciscanas (Adm 12), como don de Dios y como respuesta a su llamada.

c) Propiciar una asidua experiencia de una auténtica vivencia espiritual-sacramental (eremitorios, dirección espiritual)

d) Fomentar un clima de disponibilidad a la gracia; la dedicación completa a la vivencia de las columnas de fe, prescindiendo de toda otra ocupación o preocupación de los estudios o del apostolado. (1Cor 12, 10)

e) Convertir esto un método fecundo en el camino del alma hacia Dios como meta motivadora, exigente y concreta (1Jn 4, 6)

Estas columnas son un trabajo consciente y serio en la vida espiritual y piden también que cada uno pueda detenerse frecuentemente para hacer un balance personal y fraterno. Para profundizar más en estos aspectos tendremos que considerar dos dimensiones importantes.

1. La Lectura espiritual. Estamos saturados de lecturas filosóficas, pero dejemos espacios para encontrarnos con el mejor texto de lectura, con el prototipo de todo filósofo. Sin embargo tenemos que motivarnos a una lectura frecuentemente de la Escritura y a gustarla como miel dulce al paladar (Sal 119, 123). Junto a ella puede ser de indudable provecho la lectura de los santos padres, de los clásicos de la vida espiritual en la tradición de la Iglesia, de los principales documentos del Magisterio, de los documentos de la orden, así como de buenos autores modernos de espiritualidad.

No olvidemos que para que sea verdadero alimento del espíritu, la lectura espiritual debe ser algo periódico y frecuente. Podría servir de ayuda dedicar a ella un momento del horario diario que debería estar programado en nuestro proyecto personal de vida.

Es necesario hacer énfasis en la escucha de la Palabra de Dios, la cual debería ser rumiada largo tiempo, que nos permita discernir la voluntad de Dios y, conformándonos a ella, superar la mentalidad racionalista en la que Dios muchas veces está ausente, y al mismo tiempo, se busca vivir en comunión con Dios y con los hermanos. Ello constituye el hecho originario de la fraternidad.

2. El examen del día, que aprendimos en el noviciado es un método especial de oración que nos ayuda a examinar nuestra conciencia de cara al amor misericordioso de Dios. Examinarse ¿de qué? De todo lo que importa en nuestra vida personal y fraterna. A nivel personal ver mi camino espiritual (luces y sombras), mi fidelidad a los compromisos contraídos (votos), la vivencia de los valores del carisma, la entrega a los demás, sobre todo a los leprosos de hoy etc. Lo fundamental es ese diálogo con Dios sobre la propia situación de uno mismo. No sólo para detectar fallos, sino también para descubrir los avances y las gracias de Dios correspondidas, y hacer nuevos propósitos o renovar los ya hechos en mi proyecto de vida personal.

San Pablo tomó muy en serio su "carrera espiritual"; por eso corría “no como a la aventura” (1 Co 9,26), sino poniendo con interés los medios necesarios. Por otro lado afirma. “que nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo” (1Cor 6, 13) lo cual exige una ascética, el cuerpo como espacio, como lugar donde el recogimiento y la oración llevan a la santificación del mismo cuerpo y de esta manera también asimilarnos o configurarnos en nuestro cuerpo, al Misterio de la Pasión y Muerte de Jesús (Gál 5, 24). Ésta es la razón –creo yo- de las llamadas "columnas de fe o de vida espiritual"… y la razón última está en ese camino de configuración (Ef 4, 13).

La formación debe ser "transformación", configuración paulatina con Cristo y Francisco, por la vivencia de la minoridad que implica el recogimiento y la oración. Por otra parte, la formación es "progresiva": la transformación se va realizando, normalmente, paso a paso, conquista tras conquista. Son esos pasos los que se pueden "programar" en un proyecto de vida.

Preguntas par la reflexión personal.

¿Siento que estas dos columnas de vida espiritual son realmente un medio que me ayudan en mi formación?

¿Estas columnas están presentes en mi proyecto de vida o son simplemente unas prácticas que no merecen mayor énfasis en nuestra vida, cómo las estoy viviendo?

¿Por qué el miedo a la vivencia de estas dos columnas, por qué ese rechazo de mi parte, qué sentido tienen en realidad para mi?

¿El recogimiento y la oración personal diaria son la clave para hacer diariamente examen del día y la lectura espiritual?

Aporte de:Fray Anselmo Maliaño Téllez. OFM


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