Publicado por Enrique Nuñez | 1 comentarios

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11, 17-26)

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11, 17-26)

No pretendo dar una interpretación de esta lectura, simplemente presento mi opinión como ciudadano dentro de un país, y como cristiano que soy.

Nuestra sociedad vive sumergida en un teatro, en una actuación, que traduzco como apariencias, como una vivencia superficial de la vida.

La clase alta (gobierno-gente yeye) no pasa de buenas intenciones, reuniones por aquí, reuniones por allá, almuerzos y cenas con fulanos, almuerzos y cenas con zutano, reuniones disfrazadas de argumentos en beneficios de los más necesitados, siendo dichas reuniones motivos de orgullos personales e intereses partidarios, excluyendo su aparente argumento “los que más necesitan”, en fin de cuentas que les va importar, si ellos lo tienen todo, tienen lo que para unos es lo mas necesitado “la comida”.

Lo interesante es que estos “hermanos” no solo viven de esa forma, sino que se hacen llamar “CRISTIANOS”, seguidores de Cristo; fiel y devotamente bautizados confirmados y muchos casados. Fieles que devotamente guardan el día del Señor, o sea, asisten todos los domingos a misa, y no solo eso, también guardan los días de fiestas y solemnidades. Claro igualmente calman su conciencia con dar unas buenas limosnas, pisto en la ofrenda del domingo. No solo es eso, sino que se muy claramente hasta en la cena del Señor (la misa), la distinción de clases, los ricos que buscan los primeros puestos y los más pobres que se quedan de pie y en los últimos lugares. Luego de salir bendecidos de misa se vuelven a su campo de batalla, vuelven a pisotear al más necesitado, vuelven a sus comilonas diarias, sabiendo que su prójimo muere de hambre, Y al final de cuentas ellos llaman a eso ser cristianos católicos.

Bueno otra realidad de la que no me escapo ni yo, es que pudiéramos estar haciendo más por que esta realidad fuera diferente, y realmente por ocasiones nos movemos muy poco.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11, 17-26)

Hermanos: Con respecto a las reuniones de ustedes ciertamente no puedo alabarlas, porque les hacen más daño que provecho. En efecto, he sabido que, cuando se reúnen en asamblea, hay divisiones entre ustedes, y en parte lo creo. Es cierto que tiene que haber divisiones, para que se ponga de manifiesto quiénes tienen verdadera virtud.

De modo que, cuando se reúnen en común, ya no es para comer la cena del Señor, porque

cada uno se adelanta a comer su propia cena, y mientras uno pasa hambre, el otro se embriaga. ¿Acaso no tienen su propia casa para comer y beber? ¿O es que desprecian a la asamblea de Dios y quieren avergonzar a los que son pobres? ¿Qué quieren que les diga? ¿Que los alabe? En esto no los alabo.

Porque yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.

Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:

“Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre.

Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”.

Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

1 comentario:

  1. Ciertamente, Aurelio, de todo hay en la viña del Señor.
    Me parece que el problema principal yace en la indiferencia entre nosotros que, como cristianos, nos conformamos con asistir a la Eucaristía y olvidamos que debemos compartir en realidad los sentimientos de Cristo y el amor por su Proyecto del Reino. Quedarnos en espiritualismos individualistas no nos conduce a ningún lado. San Pablo en esta carta que comentas, fue bastante enfático. No sólo con los que más tienen (los ricos), sino, además, con los que comulgando con el Cuerpo de Cristo, seguimos practicando injusticias y toda clase de desórdenes. Comulagar con Jesús es compartir su proyecto y comprometerse con el Reinado de Dios. Reino de justicia, paz, amor, verdad, santidad y vida...
    Espero que cada día sean más los cristianos comprometidos con Jesús y el Reino, y seamos menos los que nos conformemos con ser oyentes olvidadizos del Evangelio.
    Paz y Bien

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