Publicado por Fray Raúl | 0 comentarios

Vida Consagrada ¿qué es?

¿Cuál es la particularidad de la Vida Consagrada? ¿Cuál es su sentido, su fundamento y su destino hoy en día?
Somos seguidores de Jesús, el nazareno, el hijo José, el carpintero, y de María, la virgen. Seguidores y discípulos de Aquel que pasó haciendo el bien. El hijo de Dios, el Verbo encarnado.
Pero, ¿seguimos a Jesús al pie de la letra o de otro modo?
En la Vida Consagrada, hacemos la profesión pública de querer vivir nuestro bautismo en la máxima expresión. Con el deseo de apartarnos (consagrarnos) para Dios, al servicio de la Iglesia y del Pueblo. Con los tres votos (Obediencia, Pobreza y en Castidad) decimos seguir a Jesús. Pero al parecer este seguimiento es un intento de imitación de Jesús pobre, casto y obediente. De Jesús, decimos, tomamos el ejemplo que queremos vivir. En él se fundamentan nuestras aspiraciones. Nuestro proyecto gira en torno a la Persona de Jesús y a su proyecto, El Reino (reinado) de Dios. Pero ¿Cuál es, entonces, la novedad? ¿Es el seguimiento literal de las huellas de Cristo? ¿Podrá la Vida Consagrada ir más allá de las huellas de Jesús?¿Qué ofrecemos a las generaciones presentes y futuras?¿Es acaso la Vida Consagrada la consumación de lo que Cristo esperaba?
Debe existir algo más en el Seguimiento de Jesús que esté más allá de los tres votos. Sin despreciarlos o querer mal interpretarlos, debemos seguir buscando la esencia del seguimiento. Limitarlo al cumplimiento de los votos es limitarnos a un seguimiento que la más de las veces iniciaría por un No. Me explico. Las leyes o mandamientos, se dictan en forma negativa: No hagas esto, no comas esto, no mires, no toques, no rías... no, no, no... A veces podemos interpretar los votos como una negación (simplificada) más que una propuesta positiva. Dicho de otro modo: no poseas, no te cases, no seas libre... y vivirlos de ese modo y considerar a los otros como inferiores, como no-seguidores auténticos de Cristo; no pensando por ejemplo en la riqueza que esconde el Amar a todos, no dejar el corazón en los bienes que pasan, dar el testimonio mayor de libertad al someter nuestra libertad individual a una libertad heterónoma.
Valorar la Vida Consagrada es ir más allá de lo que se permite o no. Seguir a Jesús es algo que no se puede limitar a tres enunciados a veces no bien explicados o no entendidos. Seguir a Jesús nos debe ubicar más allá de los tres votos. Podemos ser pobres, castos y obedientes, y terminar nuestra vida con amargura. Castos, pobres y obedientes, tristes, soberbios e intransigentes. Infelices al fin y al cabo. Un club de solterones, eruditos, anquilosados en viejas tradiciones, sin un rumbo, sin atractivo... sin ilusiones.
Espero encontrar las luces para hacer un auténtico seguimiento de Jesús. Pobre, crucificado y resucitado. Espero conocerte, Jesús, y amarte, y seguirte, y servirte...
Paz y Bien.

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