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La Cuaresma desde la Teología Franciscana

Queremos aprovechar este espacio de reflexión para hacer una revisión de lo que entendemos por CUARESMA y dar una aportación desde la perspectiva franciscana sobre el misterio pascual.

Ciertamente los maestros de Teología Franciscana tienen como temática general el Misterio de la Encarnación y el de la Inmaculada Concepción de María, el Misterio Pascual no queda desligado de los anteriores.

Cuando nos preguntamos sobre las razones de la encarnación del Hijo de Dios, muchas veces pensamos que su principal motivo y a veces el único es el Pecado. ¿Qué crees? ¿Fue el pecado la razón por la que Jesús vino al mundo?

Leamos en nuestra Biblia Colosenses 1, 15-20

15 Él es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, 16 porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él.

17 Él existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.

18 Él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. Él es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo, 19 porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.

20 Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.

Notemos en este pasaje que se habla de que Jesucristo es el Primero en todo. Todo fue creado en Él, por Él (La Palabra) y para Él. Él existe antes de todo, incluso antes que el pecado. Por tanto, no es el pecado lo que hace que Jesucristo venga, sino el Amor.

Leamos ahora Efesios 1, 3-10

3 Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, 4 y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.

5 Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza de al gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.

7 En Él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, 8 que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento.

9 Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, 10 para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo.

PREDESTINACIÓN

Fijémonos que en esta lectura, se habla de PREDESTINACIÓN. Quiere decir que Dios tiene pensado un fin para nosotros, y es que podamos ser partícipes de su gloria por medio de Jesús, su Hijo amado. Prestemos atención a la última parte del versículo 10 donde habla de reunir, en otras traducciones se usa recapitular todas las cosas en Cristo. Por tanto, no fue por casualidad que Jesús vino al mundo ni solamente por el pecado. Jesús habría venido aunque nadie hubiese pecado. No fue el Pecado lo que hizo que Jesús se encarnara, sino el Amor de Dios para con toda su creación. Es el amor originario lo que mueve a Dios, no el pecado.

Una premisa muy importante para los franciscanos es la afirmación de que Dios es Amor (1 Jn 8, 4). Y con esta línea de interpretación tratamos de entender todo lo que se nos revela en las Sagradas Escrituras. Un principio filosófico es el de no contradicción, por tanto, Dios no puede contradecirse. Si decimos que es Amor y el mandamiento más importante es el Amor, no cabe que Dios Todo-amoroso mande a su hijo a morir en una cruz. Eso no va con el Amor.

Ahora bien, nos encontramos con que Jesús vino al mundo y vivió en todo igual a nosotros menos en el pecado, pero nosotros lo matamos. ¿Es posible que Dios quiera la muerte de su Hijo? ¿Dónde queda entonces el Amor y la Misericordia de Dios? ¿Es posible un Dios sádico, que se complace en el sufrimiento de otro? ¿Cómo entender la muerte de Jesús?

LA MUERTE DE JESÚS

Hemos de tener en cuenta que Jesús fue víctima de un proceso judicial de origen político y religioso, pues fueron las autoridades civiles y religiosas las que lo condenaron a muerte. Fue la muerte del más Justo de los justos. El que no cometió pecado cargó con el peso de nuestros pecados. Sin embargo, podemos hacer una interpretación más teológica de este acontecimiento, pero siguiendo los parámetros de que En Jesús todo adquiere sentido y que Dios es Amor.

La intención de Jesús era permanecer fiel en el amor, costara lo que costara. Tenía el poder para negarse, incluso para bajarse de la cruz y renegar de todo lo que había hecho antes, para salvar su vida. Pero su proyecto era más grande. Estaba predestinado a reinar eternamente, y quedaba también fiel a su humanidad.

Jesús se abandona en las manos amorosas del Padre. Recita el salmo 21 que inicia Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Confía en que Dios socorre al Justo y no lo desampara a su suerte.

El camino de Jesús es el del amor. No hay otro. Dios es Amor. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie llega al Padre si no es por medio de Jesús (Jn 14, 6). En este camino de amor libre e incondicional de Dios para con la humanidad hemos de entender el Misterio Pascual. Es Dios tomando nuevamente la iniciativa que viene a nosotros. Pero nosotros volvemos los pasos hacia atrás y rechazamos el amor de Dios.

SALVACIÓN Y REDENCIÓN

Es importante distinguir estos dos conceptos ya que tienen significados diferentes y a veces los usamos en el mismo sentido.

Salvación es la acción de Dar Vida, dar Salud, que Dios ha hecho desde el principio de la creación.

Redención, se entiende específicamente el acto de rescatar, o pagar una recompensa por la liberación de alguien, en este caso por la humanidad pecadora. Es como si Dios nos liberara de las manos del maligno.

Jesús vino para salvarnos, para que tuviésemos vida y vida en abundancia (Jn 10, 10). El pecado no fue planificado por Dios, no entra dentro de la dinámica salvadora de la humanidad. Lo consideramos por tanto un accidente. Algo que surge del mal uso de la libertad del ser humano, que en el principio, quiso ser como Dios. Cuando Jesús viene a reinar, se encuentra con una humanidad caída, en pecado. Viene a reinar y se encuentra con que los hijos están lejos de la casa del Padre. Por tanto, emprende la tarea de Reconciliar todas las cosas con Dios, en especial al Ser Humano. En pocas palabras nos redime. Desde siempre la voluntad del Padre ha sido la salvación del Ser Humano. Pero parte de esta salvación pasa por la redención. La redención es parte de la tarea de Jesús.

CONCLUSIONES

  • La invitación final de esta reflexión es a no quedarnos en un pecado-centrismo, o sea, a poner como motivo principal de la venida de Cristo el pecado de la humanidad. Lo central es el Amor de Dios. Amor que es original, libre, incondicional y gratuito. Nuestra visión es CRISTOCÉNTRICA, Jesús el Centro y el Primero en Todo.
  • El pecado es un accidente que Dios no quiere. Algo que el hombre hace y engendra la muerte. Dios sigue interviniendo para que el Hombre tenga vida.
  • La salvación y redención ofrecida por Jesús es para Toda la Humanidad. No sólo para una parte, o para muchos. Es una buena noticia universal, para toda la creación.
  • La muerte de Jesús, como hecho social, tiene origen en la envidia y egoísmo de algunos representantes del pueblo. La muerte de Jesús no fue planificada por Dios. Fue llevada a cabo por personas concretas con nombre y apellido.
  • Hemos de quitarnos de la mente que las desgracias que nos suceden a nosotros o a los demás son “voluntad de Dios”. El mal tiene origen en el corazón del hombre y la mujer que le da cabida en su corazón. Si Dios es amor, no puede mandarnos desgracias. Somos víctimas de nuestro propio pecado o del pecado de otro, pero no es eso lo que quiere Dios.
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Apuntes de Teología Franciscana.
Las citas bíblicas están tomadas de la versión online de Catolic.net

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