Publicado por Enrique Nuñez | 0 comentarios

Un gran velo

Fray Mauro – Una Nueva Visión -


Dios es Amor – Una nueva visión -

Fray Mauro Iacomelli. OFM

Un gran velo

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Mi querid@ teólg@, un gran velo cubre nuestros ojos y vemos el rostro de Dios Padre todo borroso. Es el velo del temor. El velo del Antiguo Testamento, leído y expresado por la cultura judía, con grandes limitaciones filosóficas y teológicas. Jesús, con su comportamiento y con la parábola del hijo pródigo (mejor seria llamarla del padre bondadoso), revolucionó esa visión que entre los hebreos era común, con algunas cualificadas excepciones. Según la visión de Jesús, Dios es amor, sólo amor, nada mis que amor.

Dios Padre es vida, sólo vida, nada más que vida. Donde hay enfermedad y muerte, Dios Padre, que es el Dios de la vida, se hace presente como médico y consolador. La muerte física, psíquica y espiritual, parcial o total, es cuando el ser humano rechaza al Maestro que previene, y al Medico que cura. Es como cuando uno se muere de frío, no porque no haya fuego o porque éste no quiera dar calor, sino porque uno se aleja y se esconde del fuego, del sol, de la luz.

¿Qué imágenes se tiene de Dios? ¡Imágenes contaminadas, blasfemas! Las de un dios antojadizo, castigador, vengador. Nosotros, los adultos, hasta tenemos el descaro de desmenuzar estas imágenes a los niños. Les decimos que si no obedecen al papá o a la mamá, Dios los va a castigar; que si no van a misa, Dios los castiga. En realidad, estamos haciendo el papel del demonio, desacreditando al verdadero Dios.

Hemos proyectado en Dios las imágenes negativas de algunos padres que a menudo “padrinos mafiosos” son padrastros. No pudiendo o no queriendo mejorar nuestra paternidad, nos hemos querido convencer de que Dios tiene nuestros mismos defectos y así lo transmitimos de generación en generación. De este incalificable mecanismo de defensa, los más responsables somos nosotros, hombres y mujeres de iglesia.

Nuestra ignorancia sobre la verdadera imagen de Dios no es libre de culpa, porque está inspirada en la salvaguarda y el reforzamiento de nuestros poderes y privilegios. De manera que, siendo nosotros tiranos, hemos predicado a un dios tirano poderosos para complacer a los tiranos, los cuales a menudo fueron y son nuestros amigos y bienhechores.

Afortunadamente, algo empieza a cambiar dentro de la Iglesia, a este respecto.

En el documento del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano, – 2.2 Un año dedicado a Dios, nuestro Padre, 3, 4 párrafo), escrito para celebrar el 1999 como el año del Padre, los obispos dicen así:

¡Qué don tan grande, entonces, poder dedicar un año a su paternidad para espantar del alma humana las caricaturas de Dios que tanto daño nos hacen y nos han hecho! Un año para dejar de lado al Dios justiciero, vengativo, castigador. A un Dios hecho a imagen y semejanza del hombre, incapaz de clemencia y de perdón. Un Dios-ley, un Dios impredecible, arbitrario, antojadizo. Un Dios-naturaleza, del que sólo conocemos su poder, que muchas veces nos aterra. Un ídolo. Una caricatura. Una simple mueca de una búsqueda sincera pero incompleta.

¡Qué don tan grande tener un año para evangelizar sobre Dios, sobre el Padre, y hablar acerca de su corazón y de su belleza a los cuatro puntos cardinales! Un año para exorcizar las visiones erráticas sobre Dios, enderezar las torcidas, completar las parciales y llenar de gozo el corazón humano, que esta inquieto hasta que no descanse en Él (cfr. San Agustin)".

Dios no castiga en absoluto, todo lo malo, lo enfermo, en la mente y en la sociedad tiene nombre y apellido humano dijo JP II el 1ero de enro del 2002 y el actual Papa a los enfermos que iban a Lourdes, dijo, "Dios nos ha creado para la vida y la felicidad, pero la enfermedad y la muerte son consecuencias del pecado".

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