Publicado por Fray Raúl | 1 comentarios

¿Por qué soy cristiano?

Se dice que América Latina es el sub-continente cristiano por excelencia. 5 siglos de evangelización han de dar cuenta de la calidad de cristianismo que tenemos y el futuro y la esperanza nos dirán el cristianismo que debemos tener.

Estaba reflexionando a propósito del año nuevo en las cosas que pasan y que desaprovechamos en relación a todo lo que sucede en el año litúrgico, en las parroquias y grupos juveniles, en las catequesis y demás actividades pastorales. Meditando en todo eso quisiera plantear cuales deberían ser los pasos para un mejor aprovechamiento de lo que hacemos en la Iglesia.

Sabemos que un día nos bautizaron cuando éramos pequeñitos. Luego, nos mandaron  a las catequesis para la Primera Comunión, algunos decidimos (por curiosidad o a saber qué) entrar a las catequesis para la Confirmación y de ahí en adelante el camino es incierto. Son muchas las opciones que se presentan y que a veces no sabemos cómo hacer un proyecto de vida crisitiana con orden de prioridades y vamos en la vida "a como vengan las cosas".

Pues bien, entre el Bautismo y la Primera comunión la mayor responsabilidad recae en los padres y padrinos. A veces en las parroquias se brinda la opción de catequesis para niños pequeñitos que no están listos para leer o escribir pero que los papás los llevan a la iglesia. Esto se conoce como escuela dominical y dependiendo de los Párrocos y de los catequistas puede ser un gran momento para que los niños vaya conociendo las cosas más básicas de la fe católica. Además que si están en la catequesis mientras los papás están en misa, de seguro todos aprovecharán mejor la Eucaristía sin distracciones.

Pasado el primer domingo de la Primera Comunión, si llega el 10% de los niños ya es una ganancia. Los niños necesitan algo qué hacer en la Iglesa, para no sentirse tan aburridos. En algunos lugares hay catequesis de perseverancia. Grupos de acólitos y coros de niños son también una gran opción para cuidar de que los niños tengan una participación activa en la liturgia. Interesante serían tener grupos de teatro, equipos deportivos para niños, de modo que "ir a la Iglesia" no sea algo de viejitos aburridos, sino que los niños tengan otras motivaciones para participar.

Entre la Primera Comunión y la Confirmación hay muchos años de por medio. Años que si se acompañan bien podrían dar grandes resultados en la vida personal y comunitaria de los fieles. Pero la realidad nos dice otra cosa. Muchos niños y adolescentes por falta de un buen pastoreo por parte de los papás, los catequistas y los párrocos dejan de participar en la Eucaristía y demás actividades parroquiales.

Después de la Confirmación se hacen necesarios los grupos juveniles y otros movimientos apostólicos para jóvenes. De aquí que la maduración en la fe está llegando a un buen punto como para hacer un discernimiento vocacional serio, que nos permita decidir cómo queremos continuar nuestra vida cristiana. Un detalle de los grupos juveniles es la amplia gama de edades en las que oscilan sus miembros. La mayoría son adolescentes y pocos jóvenes (mayores de 18). En todo caso, mientras se está activamente en la adolescencia en algún grupo o comunidad eclesial, puede que los jóvenes estén más preparados para los retos de la juventud y la vida adulta como cristianos comprometidos.

De la Confirmación al Matrimonio o al Orden Sacerdotal o Vida Religiosa, hay un largo camino que sin dudas todo lo anterior ha de contar. Cuando los jóvenes participan de una buena formación cristiana, celebran la Eucaristía y desean seguir concociendo y amando a Jesús, ciertamente que la Iglesia contará con buenos y comprometidos cristianos. El detalle está en el tipo de acompañamiento que se le da a los jóvenes y a los adultos jóvenes. Lo más interesante es que si hemos crecido en una comunidad de fe, no sólo vamos a buscar la perseverancia y la comunicación de esta gran nocitica, sino que además habremos hecho un buen camino para conocer y amar más a  Jesús y para hacerle conocer y amar más por los demás.

Ya en la edad adulta, con el Matrimonio o  el Orden Sacerdotal o la Vida Religiosa (que son los Sacramentos de Apostolado o servicio) la tarea vuelve a iniciar, con el bautismo de los niños y su acompañamiento en la fe.

1 comentario:

  1. Considero que la acción pastoral de nuestras parroquias grita por cambios esenciales, aún estamos a tiempo, nuestros métodos pedagógicos deben ser revisados y actualizados, considero que la visión social daría el auge que nuestros grupos y comunidades requieren para volver a la pasión de las primeras comunidades.

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