Publicado por Fray Raúl | 0 comentarios

Lo mínimo para un católico

¿Qué puedo hacer como buen cristiano cuando no tengo mucho tiempo? 
Ante esta pregunta nos podemos encontrar con mucha frecuencia y tenemos dos opciones para responder (entre muchas). La primera conformista y decir nada, suficiente es estar bien con Dios ( y a saber qué significa "estar bien con Dios"), la segunda un poco más atrevida y comprometida, que es lo que queremos profundizar en este blog.

Soy bautizado y también me confirmé. Lo que puedo y lo que tengo que hacer es ir a la Eucaristía dominical y ante la imposibilidad de celebrarla, por lo menos ir a la Celebración de la Palabra.  Eso me tomaría por lo menos una hora a la semana, especialmente el domingo. Pero dado que la reflexión u homilía podría no ser lo suficientemente extensa en tiempo y contenido (más de media hora ya es demasiado), se hace necesario una buena catequesis que profundice en los temas tratados en la homilía o temas afines. 

Bueno, tengo la celebración Eucarística o de la Palabra y la Catequesis. Para que esto agarre forma y consistencia se necesitan: un sacerdote y en su ausencia un delegado de la palabra, además de un catequista (luego, según la edad y la necesidad podrían haber muchos o varios grupos de catequesis).

¿Será suficiente la Eucaristía y la catequesis para llevar una buena vida cristiana? Sería atrevido si decimos que sí, pero decir no restaría fuerza y valor a dichas actividades.

En la vida práctica y cultual, muchas veces no nos conformamos con la misa dominical y catequesis, sino que queremos  y necesitamos otros encuentros que nos permitan y garanticen un crecimiento en la fe. Por ello existen en la Iglesia grupos y/o movimientos que se reúnen una vez por semana (cuando menos) para abordar ciertas temáticas propias de su carisma. Estas reuniones de grupos siguen una dinámica muy propia y particular. Dependiendo de los objetivos de cada grupo se pueden agrupar en niños, jóvenes y adultos. De igual modo las catequesis. 

Nuestra formación catequética debería ser reforzada por la formación propia de estos grupos que tienen un carisma y espiritualidad propia. 

Otra cosa que podemos hacer y no debe faltar es la oración personal y  la lectura de la Palabra. De modo que se enriquezca la actividad personal con el encuentro comunitario. 

Estos grupos o movimientos muchas veces están formados por varias células o comunidades o sub-grupos y hay por lo general encargados superiores que velan por la organización y formación de todos estos grupos.  A esta supra-organización comúnmente se le da el nombre de Pastoral con un adjetivo que describe el modo de trabajo y el tipo de personas que lo conforman. Por ejemplo: En una parroquia pueden haber varios grupos juveniles, coros, grupos de teatro, equipos deportivos, etc. Los coordinadores y sub-coordinadores de grupos se pueden y deben reunir periódicamente  para mejor organizar y acompañar a todos los grupos. Este grupo de coordinadores reunidos como representantes de sus grupos son y se les puede llamar: Pastoral Juvenil.

Otra práctica parecida es la de las comunidades eclesiales de base (CEBs). De cierto modo sus reuniones formativas y celebrativas vienen a complementar lo que antes discutíamos. Además se supone que de estas comunidades surgen los catequistas y delegados de la palabra, así como otros servicios, apostolados y vocaciones. Estos otros servicios requerirán, sobre todo al principio,  de cierta formación inicial y luego una formación permanente particular. 

Además de estas formaciones y las celebraciones mencionadas, las parroquias pueden brindar, de forma abierta, formación bíblica, eclesial y teológica para todos los fieles, especialmente para jóvenes y adultos. 

De vez en cuando es bueno reunir a todos los agentes pastorales para un retiro parroquial una o dos veces al año. Así como jornadas formativas parroquiales para todos los agentes pastorales.  Pero todo esto no se puede hacer en el aire, es necesario que la parroquia tenga objetivos y metas claras, puestas por escrito en un plan pastoral parroquial anual para dar cuerpo al Proyecto Pastoral Parroquial, que puede ser diseñado para responder a las propias necesidades de la parroquia para los 5 ó 6 años siguientes.

Son aconsejables las reuniones del párroco con su equipo de agentes pastorales. Reuniones para planear, organizar y evaluar el caminar parroquial según el plan pastoral y el calendario litúrgico. 

Como ven, comenzamos preguntándonos por lo mínimo y llegamos hasta un consejo de pastoral parroquial. De aquí que un cristiano católico es comprometido o es un cristiano a medias. Para que nuestra fe y nuestra vida tengan mayor integración necesitaremos fortalecer nuestra Identidad, nuestra Pertenencia y nuestro Compromiso cristiano en nuestra Comunidad concreta y no de modo aislado.

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