La fe y el mundo secularizado
Estamos pasando tiempos muy difíciles, y no es necesario ser expertos sociólogos para darnos cuenta. Basta con ver las portadas de los periódicos, los titulares por televisión y la radio... muchas son malas noticias; dependiendo de los países pueden variar un poco pero las noticias de homicidios, corrupción, guerras, violaciones de derechos humanos y demás atrocidades llegan a formar parte de nuestra cotidianidad... y nos preguntamos como lo hizo Jesús hace algún tiempo: "Cuando venga el Hijo del Hombre ¿encontrará fe sobre la tierra? (Cfr. Lc 18, 8)...
Ciertamente estamos en un mundo globalizado, y como he dicho en ocasiones anteriores, el problema no está tanto en la globalización como en lo que se globaliza, y uno de los grandes factores que se han puesto de moda en los países más liberales es el "secularismo" y el "laicismo"... será que podremos con estos dos grandes factores que lo que intentan es, en su teoría, liberar al mundo de la sujestión de la fe o de la Iglesia... pero lo que nos dejan es un vacío tan grande que nos deshumanizamos.
No trataremos de hacer una apología de la fe frente a la secularización, sino que queremos denunciar los riesgos de la secularización y el laicismo, cuando de fuera se quedan la ética (moral social), el sentido común, el bien común, y en cierto modo una antropología razonable.
Cuando hablamos de secularismo o secularización no es otra cosa que aquello en lo que cada vez más la Iglesia o la fe van ejerciendo menor influencia, por ejemplo en la Educación, los Estados, la opinión pública... Este tema tiene mayor relevancia mucho más evidente en Europa, cuna de la más antigua Cristiandad. Pero en Latinoamérica y en particular en Centroamérica no deja de ser noticia.
No vamos a satanizar los procesos que nuestros pueblos van viviendo, pero no podemos dejar de decirlo. Es decir, hay cosas positivas en la secularización sobre todo en donde no se ha educado adecuadamente a la gente en la fe y la vida, pero desechar por ello "niño y agua sucia" es demasiado.
De todos es sabido que gran parte de la cultura occidental es lo que es gracias al Cristianismo, que supo cultivar, cuidar, transmitir e interpretar el conocimiento a lo largo de la historia. Desde el calendario, los días festivos, santos patronos, valores morales y éticos, ciencia, arte, filosofía y teología... todo eso se ha dado gracias al Cristianismo. Pensemos ahora en quitar las cosas que "de negativas" ha tenido el Cristianismo en Occidente, y de paso, como suele suceder, quitamos también lo bueno. Estaríamos truncando toda nuestra cultura e identidad, desarraigando al ser humano, al hombre y a la mujer occidental, negando lo que de suyo le pertenece.
Los riesgos que se corren al querer secularizar todo es que el fin último es negar los aportes positivos de la historia en torno a tema de la fe, acusándola de ser el obstáculo primero para el desarrollo, y por consiguiente, se ve a la Iglesia y demás congregaciones cristianas como una amenaza y un atraso para la humanidad.
Mientras católicos y protestantes (como históricamente se han llamado) sigan discutiendo en cuestiones que la razón fácilmente podría comprender con el estudio mínimo requerido, la secularización y el laicismo van ganando la batalla. Y para dejar de dar vueltas y ver lo irónico y lo irracional de la secularización y del laicismo miremos algunos ejemplos:
En muchos lugares, los países desarrollados gastan abundantes fondos para defender la vida de los animales (derechos de los animales), de los toros y los gallos que son usados por los hombres para divertirse con su muerte sangrienta. ¡Qué horror! Lo más irónico es que también gastan dinero en hacer miles y miles de abortos, asesinando de ese modo a los pequeños seres humanos indefensos... y el dilema está en que si son seres humanos o no. Pero si defendemos a los animales irracionales, deberíamos sobre todo defender la dignidad de todos los seres humanos (animales racionales).
Se está haciendo común la práctica de hacer matrimonios homosexuales, porque todos tienen derecho a buscar su propia felicidad y elegir su pareja, sea cual sea su sexo u orientación sexual. Pero entre los católicos, el matrimonio es considerado sacramento, en cuyo objetivo primordial está la felicidad de la pareja y el último y gran objetivo es la procreación como don de Dios. Todos sabemos que para procrear no es necesario estar casado, basta con la copulación. Porqué hablar de matrimonio tergiversando su origen, su esencia y su fin. Pero las leyes darán protección a las parejas desprotegidas, en aquellos meollos legales. Aquí se juegan ciertas cosas importantes: lo legal, lo natural, lo sobrenatural.
En el aspecto legal podríamos decir que lo que se busca es el bienestar de todos los miembros de una familia (¿qué es la familia?) y más que bienestar es la seguridad en momentos extremos como la muerte de uno de sus miembros, cosa que está bien. Pero es de cierto modo una manipulación en cuanto que la ley se usa para sacar provecho de las circunstancias, porque hay cosas que se hacen por fuera de la ley que no están bien, pero no por eso vamos a cambiar la ley para que no queden fuera. Es una falacia. Pues si el adulterio es una práctica común en el pueblo, no significa que vamos a cambiar la ley para que ya no hayan transgresores... Pero no es el amor lo que pretende la ley sino, la seguridad que da el dinero y los bienes de la pareja en caso de ruptura o muerte. Al final es el dinero lo que provoca los cambios en las leyes.
A nivel natural sabemos que solo puede haber procreación con la unión de un espermatozoide con un óvulo. Desde este punto de vista la homosexualidad y le matrimonio homosexual vienen a quedar fuera de lo natural, por la imposibilidad de procrear hombre-hombre y mujer-mujer. Si los psicólogos y los psicoanalistas tienen razón, las parejas homosexuales que adoptan hijos (¿y qué decir de aquellas que habiendo sido heterosexuales y teniendo hijos, se convierten en homosexuales?) estarán generando en los niños graves problemas de identidad sexual, de definición de roles, de autoestima y demás cuestiones que se definen sobretodo en la infancia. Y qué decir del enfrentarse con los juicios crueles de los demás al escuchar: el hijo de los gay, el hijo de las lesbianas... o cosas parecidas...
A nivel sobre natural, hemos de considerar que el amor está en el fondo de nuestras relaciones humanas. Y no el amor egoísta del propio yo, sino del amor oblativo que se entrega completamente, incluso a pesar de su propia felicidad. No estoy diciendo que las parejas homosexuales no amen pero ¿no responderá esa inclinación a cierto tipo de traumas, carencias o excesos de afectividad? Ciertamente los expertos podrán iluminar más este tema complejo de mundo secularizado.
Otro tema que se ha vuelto común en el mundo actual es la falsa idea de que la Felicidad personal puede buscarse muy a pesar de la felicidad de otros, o que tenemos el derecho de enriquecernos de aquí hasta el infinito. Nos encontramos en una sociedad muy hedonista y ególatra, donde sólo importa el "yo" y sus riquezas.
Los riesgos del laicismo son, además de los mencionados, la relativización de los valores, de las cosas y de las personas. Está bien relativizar algunas cosas, pero hay cosas que han de ser Universales. El valor de la vida humana no puede quedar en lo relativo... ¿y quién decide quien es apto para vivir y quién no? ¿quién tirará la primera piedra?
Notemos que la doble moral de algunos países desarrollados se va convirtiendo en "normalidad" para el mundo de hoy: Les escandalizan los desnudos por televisión pero no dicen nada de las guerras que dejan miles de víctimas (y las víctimas las causan ellos por promover las guerras). Les horrorizan las muertes de los toros pero no les quita el sueño el asesinato de miles de niños no nacidos. Se molestan con la corrupción de unos presidentes del tercer mundo y hacen muy poco para erradicar el hambre de los países más pobres del mundo.
¿Qué opciones nos quedan?
Quedarnos pasivos ante la pérdida de valores y de sentido de la humanidad.
Buscar nuevos rumbos que iluminados por la fe podamos crear "otro mundo posible".
No desvincular la fe de nuestra vida y ser consecuentes con nuestras creencias.
Esperar que Dios cambie todas las cosas mientras nos quedamos encerrados orando.
Abandonar los caminos del Señor porque ya no sabemos qué hacer...
Si algo es cierto es que el Cristianismo ha dado muchas cosas buenas a la Humanidad. Dios ha dado a la humanidad a su propio Hijo... por eso es que vale la pena arriesgarse, pues Dios ha apostado por nosotros. Y si él ha apostado por nosotros, ¿no deberíamos, cuanto menos, agradecerle, siendo fieles a lo que hemos prometido?
Si la secularización y el laicismo son malos no lo sé, que representan ciertos peligros para Toda la Humanidad no me cabe duda, pues solo se intenta quitar lo supuestamente malo, sin dar verdaderas opciones de salvación, es decir de vida verdadera.
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