La Epifanía del Señor
Este domingo, hemos celebrado la Epifanía o Manifestación del Señor. Con gran gozo celebramos que la Buena Noticia de la salvación se abre a todo el género humano.
Notemos como en el Evangelio, una y otra vez Jesús entra en contacto con otras culturas. El primer contacto con "los paganos" ( o sea, con los no judíos), lo tiene mientras es un bebé. Unos extranjeros lo reconocen como Dios, pues lo adoran. Jesús vino para que la Humanidad toda tenga vida plena en Él. Luego serán muchos los personasjes que reconocen a Jesús como el Hijo de Dios. A eso estamos llamados también nosotros.
La Buena Nueva no es para una élite religiosa, es para todos aquellos que acogen este mensaje y se admiran del amor tan grande que Dios ha prodigado al ser humano, que no le niega ni a su Unigénito. El misterio de la encarnación es tan cautivador que no hay quién por muy ateo que se declare, no sienta algo de ternura y por lo menos diga "feliz navidad", aunque sea por compromiso.
Tal vez se ha comercializado la Natividad del Señor y a veces, se ha perdido el sentido original y primario de la Celebración Religiosa, pero ese es otro tema. Lo importante es recordar aquí que Dios siempre ha tomado la iniciativa y siempre ha buscado los medios para darse a conocer. De muchos modos se ha dirigido Dios a los hombres pero en la plenitud de los tiempos lo hizo por medio de su Hijo querido, nuestro Señor Jesucristo (Cfr. Hebreos 1, 1).
Que el amor de Dios se siga derramando en los corazones de quienes lo buscan y que así como los magos de oriente lo encontraron y lo adoraron y de obsequiaron lo que llevaban, nosotros podamos buscarle, encontrarle y retribuirle todo lo que él nos ha dado. Que restituyamos todo al Señor, con las palabras y la vida (S. Francisco).
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