EL SILENCIO
Introducción.
Constantemente
se menciona que estamos viviendo en la era de la imagen y es cierto, los medios
de comunicación en la actualidad ocupan un espacio muy importante en la sociedad,
sobre todo en el mundo de los jóvenes. Existe un tremendo bombardeo de
información, de comerciales, ruidos, ocupaciones, contactos, y un sinfín de
ocupaciones en que terminamos envueltos cotidianamente. En medio de tanto ruido
en la vida, a la persona se le torna muy difícil conocer su auténtica realidad; se le dificulta escuchar su mundo interior; y en muchos de
los casos, se pierde en entre tanta gente, se cae en la rutina, que es algo muy
grave. El ruido crea confusión, desorden, agitación, pérdida de armonía y de equilibrio.
La persona no conoce la quietud o la tranquilidad, se pierde la paz interior y mucha
energía viviendo de esa manera. El ansia, las prisas, el activismo, la
irritación se apodera de la vida de las personas. El ser humano en la actualidad, debido a los avances de la
tecnología aprende muchas cosas y está
superinformado de cuanto acontece, pero no sabe el camino para conocerse a sí
mismo, se termina sintiendo perdido en la vida, no sabe a dónde dirigir
exactamente su existencia.
“El
hombre lleno de ruido y superficialidad no puede conocerse directamente a sí
mismo. Un mundo superpuesto Probablemente el hombre de comienzos de éste siglo
se halla enfermo de tanto hablar, vive inmerso en un mundo de habladurías, se
ve constreñido a hablar con un lenguaje degradado, insustancial, vanamente
locuaz, perennemente distraído” (P .García, el silencio, análisis y estructura.
Pag. 8). Eh aquí la importancia de la vivencia del silencio, de no añorarlo
más, sino de luchar por hacerlo parte de nuestra vida. El silencio es
importantísimo para ser personas más felices, auténticas, para saber tomar las
mejores decisiones en la vida, o al menos saber ir creando y realizando la
propia existencia, libre, responsable y conscientemente. Veremos más adelante
sus beneficios.
1.
¿Qué es el silencio?
Es una actitud, un
comportamiento humano de recogimiento, de ir alejando los ruidos que se
producen en el ambiente y los interiores, es actitud de escucha ante los demás,
ante lo que sucede exteriormente, sin querer intervenir sino hasta que sea el
momento preciso. Es dejar que las cosas sucedan sin intervenir en ellas, dejar
que los pensamientos fluyan y se den con naturalidad sin hacer ningún tipo de
presión o esfuerzo voluntario. También
es como lo dice Patricio Gacía: “silencio.
Viene definido por la Real Academia española actual como ausencia total de sonidos y de ruidos.
Aplicado al existente humano sería, ausencia total de sonidos y de ruidos en el
existente humano… igualmente se puede decir que estar en silencio. Significa
permanecer callado o estar callado mientras los otros hacen uso de la palabra o
en otras circunstancias” (P. García, el silencio, análisis y estructura, pag. 14).
El silencio es ponerse en
contacto con lo profundo de nuestro ser, callarnos ante la inmensidad de la
vida, adentrarnos para quedar sumergidos en ese Misterio. Silencio es entonces
acallar los ruidos y solicitaciones que nos llegan desde fuera, acallar sobre
todo el ruido de nuestro propio yo con sus inmensas ambiciones, miedos, orgullos y
autocomplacencias, para no perdernos en la cotidianidad, para vivir una vida
tranquila, equilibrada y hasta saludable físicamente. Por el silencio
recuperamos mucha energía positiva que nos hacen perder las numerosas
actividades diarias, los sinfines de pensamientos que pasan por nuestra mente.
Es necesario, como el mismo SVP nos recomienda hacer mínimo una hora de oración
de meditación que es parecido a estar en silencio ante Dios, que es a la vez
estar en silencio ante nosotros mismos.
2. ¿Por qué vivir el silencio?
Porque necesitamos conocernos
y saber cuál es el objetivo de nuestra existencia, eso lo podemos lograr por
medio del silencio. Para encontrarnos con Dios y saber cuál es su voluntad para
con nosotros. Para escuchar a los demás, para no dejarse alienar dentro de una
sociedad ruidosa y que arrastra al ser humano hacia donde no quiere ir, y no
actuar como robots que están programados para hacer lo que su creador quiere,
sino tomar las propias decisiones libre y conscientemente. Para no ser personas
superficiales, sino auténticas…hay un sin número de respuestas que puedo decir
de los grandiosos beneficios de la práctica del silencio en el ser humano.
Me parece muy iluminador y
preciso lo que dice el escritor español José Pagola: “Pero hay en la sociedad moderna otro ruido contra el que no se lucha
sino que se busca. La persona superficial no soporta el silencio. Aborrece el
recogimiento y la soledad. Lo que busca es ruido interior para no escuchar su
propio vacío: palabras, imágenes, música, bullicio. De esta forma es más fácil
vivir sin escuchar ninguna voz interior; estar ocupado en algo para no
encontrarse con uno mismo; meter ruido para no oír la propia soledad. El ruido
está hoy dentro de las personas, en la agitación y confusión que reina en su
interior, en la prisa y la ansiedad que domina su vivir diario. Un ruido que,
con frecuencia, no es sino proyección de problemas, vacíos, desequilibrios y contradicciones
que no han sido resueltos en el silencio del corazón. Pero el hombre moderno
está lejos de aprender a entrar en sí mismo para crear el clima de silencio
indispensable para reconstruir su mundo interior. Lo que busca es un ruido
suave, un sonido agradable que le permita vivir sin escuchar el silencio. Es
significativo el fenómeno de la “explosión musical” en la sociedad moderna. El
hombre de nuestros días oye música de la mañana a la noche. La música y el
ritmo se han convertido en el entorno permanente de no pocos. Se oye música en
el trabajo y en el restaurante, en el coche, el autobús o el avión, mientras se
lee o se hace deporte. Se vive “la música continua”. Parece como si el
individuo moderno sintiera la necesidad secreta de permanecer fuera de sí
mismo, de ser transportado, de verse envuelto en un ambiente estimulante o
embriagante, con la conciencia agradablemente anestesiada”(J. Pagola, silencio
y escucha frente a la cultura del ruido y la superficialidad). Ante todo
esto y más que nos propone nuestra sociedad, la vida de silencio se hace
elemental y esencial en nuestra vida.
2.1 El silencio para
encontrarse con Dios
Cómo dice el subtitulo, el
silencio nos tiene que ayudar para poder encontrar y escuchar a Dios en nuestra
vida. Un Dios que siempre está ahí y que se manifiesta de muchas maneras en
nuestra vida, que lo podemos encontrar en nuestro interior, que nos está
invitando constantemente a vivir su inmenso Amor, se puede tornar muy difícil
quererlo encontrar en medio de esta sociedad actual con su forma de vida ya
mencionada, pero si es posible encontrarlo en el silencio de nuestro corazón.
Solo en el silencio se puede dar un encuentro personal con Dios. “En la sociedad moderna, Dios es hoy para
muchos no sólo un “Dios escondido” sino un Dios imposible de hallar. Su vida
transcurre al margen del misterio. Fuera de su pequeño mundo nada hay
importante. Dios es, cada vez más, una palabra sin contenido, una abstracción.
Lo verdaderamente transcendental es llenar esta corta vida de bienestar y
experiencias placenteras. Eso es todo. Entonces, tal vez, sólo queda sitio para
un Dios convertido en “artículo de consumo” del que se intenta disponer según
las propias conveniencias e intereses, pero no para el Dios vivo, revelado en
Jesucristo, que suscita la adoración, el júbilo y la acción de gracias. Hay que
decir algo más. No son pocos los cristianos que temen el silencio y la
meditación pues tienen miedo a Dios” (J. Pagola, silencio y escucha frente a la
cultura del ruido y la superficialidad).
2.2 Desde
el Silencio se escucha a las demás personas
La persona que vive desde el silencio es capaz de descubrir,
entre otras cosas; el mundo, la vida, las cosas, la existencia entera con luz
nueva, una nueva manera de ver la vida. Su mirada se hace más profunda y
amorosa. No se detiene sólo en lo superficial. El silencio lo hace no sentirse
extraño a nadie ni a nada. Es capaz de abrazar interiormente al Universo entero
con paz y amor fraterno, como en una ocasión recuerdo haberlo escuchado de
Osho, un maestro oriental de meditación. Cito nuevamente a Pagola refiriéndose a éste tema: “Pero, sobre todo, en el silencio con Dios
aprende a escuchar y amar a los hombres y mujeres. Desde ese silencio es más
fácil captar todo lo bueno, lo bello, lo digno, lo grande que hay en la vida
humana. Y es más fácil también escuchar los sufrimientos y el dolor de los que
viven y mueren sin conocer el amor, la amistad, el hogar o el pan de cada día.
El verdadero silencio hace al contemplativo más sensible a los miedos, anhelos
y esperanzas de los humanos” (J.
Pagola, silencio y escucha frente a la cultura del ruido y la superficialidad).
El silencio no es una actitud pasiva, sino es invitación a, es estar atento a
lo que sucede, es ver bien, para actuar bien. El tener momentos de silencio en
soledad no quiere decir estar en solitud, el silencio no puede ser una huída de
la sociedad, de lo que acontece, sino tomar una cierta distancia para ir a su
encuentro con fuerza renovada ir al encuentro de las demás personas.
2.3 Alienación.
Para mí es uno de los peligros
más grandes que existen actualmente, del que debo de cuidarme, y el silencio me
puede cuidar. “El individuo sin silencio
no se pertenece, no es enteramente dueño de sí mismo. Es vivido desde fuera.
Volcado hacia lo externo, incapaz de escuchar las aspiraciones y deseos más
nobles que nacen de su interior, vive como un “robot” programado y dirigido desde
fuera. Sin cultivar el esfuerzo interior y cuidar la vida del espíritu, no es
fácil ser verdaderamente libre. El estilo de vida que impone hoy la sociedad
aparta a las personas de lo esencial, impide su crecimiento integral y tiende a
construir seres serviles y triviales, llenos de tópicos y sin originalidad
alguna. Muchos suscribirían la oscura descripción de G. Hourdin: “El hombre se
está haciendo incapaz de querer, de ser libre, de juzgar por si mismo, de
cambiar su modo de vida. Se ha convertido en el robot disciplinado que trabaja
para ganar dinero que después disfrutará en unas vacaciones colectivas. Lee las
revistas de moda, escucha las emisiones de T.V. que todo el mundo escucha.
Aprende así lo que es, lo que quiere, cómo debe pensar y vivir. El ciudadano
robot de la sociedad de consumo pierde su personalidad” (J. Pagola, silencio y
escucha frente a la cultura del ruido y la superficialidad). La persona no alienada es capaz de asumir sus
actos, pero sobre todo lo pre-asume, reflexiona previamente todas sus acciones
y decide siempre por su propia cuenta.
3.
¿Cómo vivir el
silencio?
San Vicente de Paúl siempre
daba como primera recomendación para la práctica y adquisición de una virtud,
el hacer actos repetitivos de la virtud que se quiere adquirir. Algunas maneras de vivir el silencio o en
silencio es procurando hacerlo parte de nuestra vida, teniendo cada día momentos específicos de silencio interior, de
recogimiento; ser capaces de callar, procurar no hablar por hablar sino hacerlo
en el momento preciso y lo que se diga tenga un buen contenido; escuchar a las
personas con atención, dedicándoles el tiempo debido; procurar en la medida en
que se pueda no permanecer mucho tiempo en lugares donde haya mucho ruido;
reduciendo el tiempo dedicado a ver televisión y escuchar música, también tener
cuidado en la selección de programas y la propia música a escuchar; buscar el
contacto con la naturaleza que nos ayuda en el silencio… son acciones que me ayudan personalmente.
Puedo decir que cuando permito mucho ruido y no busco espacios de silencio en mi vida, me provoca mucha tensión y actitudes que no quiero conscientemente, por
eso en mi vida es fundamental el silencio y me gusta mucho practicarlo. En
momentos claves de mi existencia me ha ayudado
a tomar decisiones. Tenemos como ejemplos a muchas personas reconocidas, entre ellas, Jesús de Nazaret.
Bibliografía
García B,
Patricio (2004) El silencio, análisis y estructura, editorial monte Carmelo,
España
http://mercaba.org/FICHAS/Vida_consagrada/silencio_y_escucha_frente_a_la.htm
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