Publicado por Fray Raúl | 0 comentarios

Reflexión para la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor

El Sacramento de la Fraternidad.
La opción que se hace desde y por los pobres, es el anuncio de la fiesta eucarística del Reino;  fiesta de los últimos y todos, celebrar el cuerpo y la sangre, es insertarnos  en el corazón de Jesús que se convierte en alimento y fuerza, en energía y lucha.
Muchos en la actualidad, preferimos adorar el “misterio” entre majestuosas custodias y el aroma del incienso, pero Jesús que se hace pan  que se parte y comparte es más que una simple devoción, a este sacramento me gusta llamarle, el sacramento de la fraternidad, pues no se regala de su pan  a alguien desconocido, solo al hermano, al amigo es por eso que Jesús es solidaridad, solo con los ojos de Cristo  podemos ver al otro como un yo.  La alteridad es más que relaciones de individuos; es el mismo Dios comunidad que nos hace ser compañeros de camino y lucha, compañero  (copain) que significa con quien se parte el pan.
Hoy más que nunca ante un continente en  la pobreza y la desesperanza, el cristiano debe ser testigo  y promotor de la fiesta eucarística en donde todos reciben y todos comparten; uno de los milagros que se le atribuyen a San Jerónimo Emiliani  al igual que Jesús es la multiplicación de los panes para saciar el  hambre de sus huérfanos,  y para multiplicar  hay que dar de sí sentir con el otro.
En la actualidad, cuantos no pueden celebrar la eucaristía, cuantos  no pueden dar gracias  porque la iniquidad de un sistema no les permite  comer dignamente alrededor de la mesa.
Jesús triturado como el trigo, fragmentado y repartido, Jesús  hecho vino, alegría  que se desborda  para saciar el hambre y la sed de justicia que nos anticipa con este sacramento  El Reino en donde la mesa circular, invita a todos a comer y saciar nuestra miseria de hermandad.
La eucaristía no es un misterio, es práctica de la cual se vivió y se muere; pues cuantos como Jesús se atreven a partir el pan, acumulado  por unos pocos  están condenados a ser crucificados por los satisfechos de la historia. Nosotros en el aquí y ahora solo contamos con cinco panes y dos peces, pero encaramos con ojos de esperanza  a un presente  herido y hambriento de justicia y paz.
Hoy celebremos la fiesta del compromiso, la fiesta que reanima nuestras fuerzas y el amor, coloquemos sobre la mesa a Dios hecho pan, al Dios  de la fraternidad.
 
Por: Elder Armando Romero 

 

0 comentarios: