¿EL Seguimiento de Cristo hoy? En el camino de la juventud del carisma franciscano en nuestro tiempo
Definitivamente
hablar de la formación sobre todo la inicial en nuestra espiritualidad ha
tenido muchos matices, sobre todo si partimos de la “revolución” que trajo el
Concilio Ecuménico Vaticano II en 1962. Muchas cosas han cambiado, empezando
por nuestra sociedad, los medios de comunicación han transformado en gran
medida nuestra forma y manera de ver el mundo, la sociedad, la Iglesia y porque
no decirlo, la misma Orden Franciscana. Pero bueno ya no me detendré en el tema
del seguimiento de Cristo como cambio, que en vez de decir “imitar a Cristo” se
pasó a decir “seguir a Cristo”; eso lo dejo para que busquemos buenos y mejores
materiales al respecto.
Me
llama profundamente la atención como podemos ayudar a las nuevas generaciones
de vocaciones a la vida religiosa y concretamente la franciscana para continuar
este seguimiento de Cristo “Pobre y crucificado”. Si, digo continuar, porque no
es que los jóvenes que tocan a nuestras puertas y sobre todos los que inician
nuestros procesos formativos no traigan una experiencia de seguimiento de
Cristo, en esto debemos tener mucho cuidado; pues hasta puede ser que los
jóvenes traigan una verdadera experiencia del Seguimiento de Jesús de Nazaret,
incluso más fuerte y más convincente que la nuestra. O ¿acaso vamos a negar que
no hayan tenido experiencia de Dios en sus parroquias, en sus grupos o
movimientos eclesiales?
No
podemos alardear de ser los primeros en mostrarles u ofrecerles una experiencia
con Jesucristo, no, al contrario nosotros solamente somos la distancia hasta
donde han podido llegar estos jóvenes desde aquella “plataforma de lanzamiento”
que han tenido, como puede haber sido un retiro en un movimiento eclesial,
experiencia pastoral en catequesis, liturgia, grupos juveniles, etc. Es decir,
que somos la “segunda experiencia”, el segundo del camino del seguimiento de
Jesús que un momento de la vida estos jóvenes se pregunta ¿Qué haré con mi vida?
O como Francisco de Asís Señor ¿Qué quieres que haga?
Es por
ello que considero importante tener en cuenta el cúmulo de experiencia de Dios
que nuestros jóvenes, sobre todo en la formación inicial de los primeros años,
traen, pues puede ser que en muchas ocasiones queramos “eliminar” estas experiencias que a lo mejor
nos parecen fanáticas, y que aunque en muchas ocasiones vienen con una imagen
de un Dios un tanto diferente al de Jesús de Nazaret. Es necesario por tanto,
tomar en cuenta este aspecto eclesial y de vivencia real y concreta de
encuentro con Jesús que los jóvenes traen, para incorporarlo, purificarlo y
enriquecerlo con la experiencia de Francisco de Asís; y no verlo como un total
obstáculo.
Otro
punto importante es darnos cuenta que el joven quiere seguir a Jesús, con todo
lo que trae. Y aquí debemos caer en la cuenta los que estamos un poco “adentro
en este camino” que nosotros hemos seguido a Jesús con toda nuestra humanidad,
y es por ello importante darnos cuenta que hicimos un camino hasta la profesión
solemne, queriendo seguir a Jesús con toda nuestra humanidad, no seguimos
solamente al “Cristo de la fe” al resucitado, nos sería mucho más difícil; al
contrario, seguimos al Jesús de Nazaret, al Dios encarnado en nuestra historia,
al Dios que en su humanidad fue exactamente lo mismo que nosotros menos en el
pecado como dirá san Pablo. Por tanto, debemos comprender que nuestros jóvenes
quieren seguir a Jesús de Nazaret y responderle como lo hizo Francisco de Asís,
pero desde nuestro tiempo y con todo su humanidad (aunque no lo percibamos así
desde un inicio). Queremos seguir todos a este Jesús humano que tuvo una vida
llena de afectividad y sexualidad en el sentido amplio del tema. Que se enojó a
lo mejor no solo en el templo, a un Jesús que si estuviera hoy, tuviera su
celular para comunicarse con sus amigos, que tuviera Facebook, que realizaría
sus viajes en bus, tuviera una mochila, zapatos tenis etc. Así vienen nuestros
jóvenes hoy, traen su historia de trabajo, de familia, de estudio, de vida
sexual incluso en cualquiera de sus manifestaciones. ¿Cómo les ayudaremos a
discernir? O ¿seremos un obstáculo más bien para que en su encuentro con Cristo
que han tenido ya, no den un paso más en su vida?
Definitivamente
necesitamos, todos los que queremos seguir a Jesús desde la experiencia de
Francisco de Asís, hacer el mismo recorrido que él hizo. Encontrarnos consigo
mismos y dejar que Cristo nos repare primero a nosotros y solamente entonces
podremos descubrir la voz que nos invita a reparar su Iglesia. Este es el
camino, este el proceso del seguimiento de Cristo “pobre y crucificado”, para
el franciscano no hay otro, después vendrá también el encuentro con el pobre,
con los hermanos, con la creación, pero solamente como consecuencia de habernos
encontrado con el Cristo que nos interpela
y nos pide que le sigamos desde nuestra humanidad y con todas nuestra
sombras y luces y no rechazando todos nuestras áreas de la vida (afectiva,
sexual, emocional, histórica, familiar, etc.) sino llevándolas consigo para
convertirlas en fuerza que pueda construir su reino.
Fr. Erick M.C. Rivera OFM
Marzo
2014
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