SOBRE LA MUERTE COMO HECHO SOCIAL
SOBRE LA MUERTE COMO HECHO SOCIAL
INTRODUCCIÓN
La muerte es un acontecimiento del cual ningún ser humano escapa. Ya lo decía Francisco de Asís: Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar (cant. de las criaturas12). La muerte hay que concebirla aquí como algo natural al hombre y común a todos los organismos vivientes. (Luis M. Bermejo: tras la muerte la luz, pág.21). Así pues, la muerte es parte del proceso y del camino que el ser humano en su finitud debe recorrer. El hombre se somete inexorablemente a algo inevitable que no admite discusión. (Luis M. Bermejo: tras la muerte la luz, pág.21). El cardenal Christoph Schönborn dice: la muerte deja de ser inefable cuando no se reduce a un desastre biológico, sino que se le celebra como un suceso humano. Pero el problema está en la forma en que la muerte nos llega, porque no es igual como mueren los niños de desnutrición, que como suavizan los ricos la hora de la llegada de la muerte.
Esto es lo que trataremos de distinguir en este ensayo, tomando como base lo que nos dice, Libiano Bingemer, en el libro Escatología Cristiana: La liberación en la Historia. Bingemer hace una clara distinción entre la muerte en el ambiente burgués y el contexto de los pobres.
LA MUERTE, HECHO SOCIAL
Uno muere como vive. Es una frase que hemos escuchado muchas veces en predicciones y retiros. Pero hay que pensar en otras dimensiones. Se muere dentro del horizonte cultural y de clase en que se ha vivido. No se muere de la misma manera en nuestros días que en la edad media. No se muere de la misma manera en barrio obrero que en un barrio residencial. (Pag.164-165) Escatología Cristiana, Bengemer).
Si bien es cierto, la muerte tiene un carácter personal e individual, no se puede negar que también tiene un carácter social y cultural. Sería bueno echar un vistazo a la realidad que vive el país de Guatemala y los países latinoamericanos, muchas de las muertes sobre todo en los ambientes pobres y marginales son provocadas por la violencia, la injusticia y la miseria. Ahora bien, es bueno ver la otra cara de la moneda; en Europa la visión de la muerte es total mente distinta y menos injusta que en nuestro ambiente.
Por eso nos centraremos en el hecho social de la muerte en nuestro actual medio social, divido por un hondo foso económico y de clase, en el sentido amplio de la palabra. (Pág 165 Escatología Cristiana, Bingemer)
LA MUERTE ACONTECIMIENTO BURGUÉS
La sociedad burguesa paradójicamente banaliza y reprime la muerte para reprimirla, la esconde. Para banalizarla, la expone en cantidad abundante en los medios de comunicación de masas. Esas “náuseas” –mareo existencial- se distrae mediante escenas violentas en las películas y en la TV. Industrialización y comercialización de imágenes de muerte llenas de colorido. (pag. 165 Escatología Cristiano, Bengemer).
Ya se habla de un “modo americano de morir”. Muerte civilizada, sin dolor. Se utilizan las técnicas modernas para borrar cualquier rastro de la muerte en la sociedad de los vivos. (pag. 167, Escatología Cristiana, Bengemer).
El silencio burgués sobre la muerte no pretende tan sólo apartar toda amenaza a la felicidad y el goce de vivir, sino también superar toda culpabilidad en relación con la muerte injusta y precoz de tantos pobres, como si esta no tuviera nada que ver con su condición burguesa de clase. La ideología burguesa de la felicidad rechaza toda idea de muerte que le quite su punto de apoyo. La ideología burguesa del silencio sobre la muerte de los pobres oculta las desiciones de políticas de su clase que acaban siendo destructivas para la vida de los pobres. La muerte desenmascara todo esto, poniendo fin a la alegre fiesta de la vida burguesa y denunciando la responsabilidad política por tantas muertes. (pag.168 Escatología Cristiana, Bengemer).
El cardenal Christoph Schönborn dice en su libro de la muerte a la vida: no hay un testimonio más elocuente para el fracaso del materialismo que su horror y su pánico ante la muerte. (pág 150).
LA MUERTE EN EL MUNDO DE LOS POBRES
Hay una enorme diferencia entre la muerte en el mundo burgués y el mundo de los pobres. Allí llega lo más tarde posible y de la manera más disimulada. Entre los pobres la muerte es precoz y de la manera más injusta. Compañera de cada día. Muerte de la infancia, con millones de niños que no alcanzan los primeros años de vida. Muerte por iniciación en cualquier momento de la vida, pero ciertamente “antes de tiempo”. Muerte enfermedades endémicas, que ya hace mucho tiempo fueron vencidas en los países ricos y para la clase acomodada. Hay lugares donde la media de vida sigue siendo la del homo erectus, que vivió hace un millón de años ¡Poco ha progresado en ese millón de años el mundo de los pobres.
Pero pesa sobre nosotros una terrible diferencia. El homo erectus del comienzo de la humanidad vivía poco porque no podía vencer aun las amenazas de los ataques de la naturaleza: muerte por incapacidad y por impotencias ante unos enemigos externos. Hoy mueren millones por incapacidad social, por decisión de intereses gigantescos, por omisión humana; en fin por falta de una opción política a favor de los pobres, estos mueren a millones de forma injusta y precoz. (pag. 168-169, Escatología Cristiana, Bengemer).
Esto está en contraposición con los valores del Reino de Dios, que se fundamenta en las mismísimas palabras del Jesús: “Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10, 10b). Y pasa al plano de la deshumanización, atentando gravemente contra la dignidad de la persona, en este caso concreto, contra los pobres que viven en los barrios marginales.
En el Documento de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Aparecida, en su numeral 464 dice:
“El ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, también posee una altísima dignidad que no podemos pisotear y que estamos llamados a respetar y a promover. La vida es regalo gratuito de Dios, don y tarea que debemos cuidar desde la concepción, en todas sus etapas, y hasta la muerte natural, sin relativismos.”
Por lo tanto en este doble hecho: burgués y popular. La fe no puede callarse ante este desafío. La muerte burguesa surge como humanización. La muerte en el mundo de los pobres, a su vez, manifiesta la raíz de injusticia de esa sociedad burguesa. La fe se hace crítica en los dos casos. (pag.171-172, Escatología cristiana, Bengemer).
VALORACIÓN PERSONAL
La visión planteada por Bingemer, nos traslada a la dura realidad que vivimos en Latinoamérica. Hace unos días leía en uno de los periódicos, que Guatemala ocupa el primer lugar en las muertes por desnutrición y así si comenzamos a recorres los países de nuestro continente: Haití, Nicaragua, Honduras, el Salvador y otros, cuando hacemos este recorrido nos damos cuenta de la cantidad de niños que mueren de hambre o por falta de salud.
Por otro lado está el fenómeno de las muertes por causas de la violencia, si uno lee en los periódicos se da cuenta de la cantidad de muerte por violencia, hasta el mes de septiembre de este año, En Guatemala hubo dos mil 132 muertes por causas violentas en los ocho primeros meses, según conteo divulgado hoy por el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM).
Estás muertes lógicamente no son el sueño de Dios, pues como bien ha sido planteado arriba, el sueño de Dios es que todos tuviéramos vida y vida en abundancia (Jn10, 10), no sólo los burgueses que viven explotando a los pobres.
La muerte pues aunque es un acontecimiento inevitable para toda persona de cualquier raza, religión, color político y estado social, es imposible para nosotros los cristianos quedar callado ante las muertes injustas y provocadas por los sistemas que oprimen y adelantan la muerte de otros seres humanos inocentes.
Otro elemento que me parece de mucha importancia y Bingemer no lo trató, es el de las muertes por causas de la guerra, donde no sólo mueren los soldados de ambos grupos, sino que también mueren, gente inocentes que no tienen nada que ver con los que por causa del poder han provocado los enfrentamientos.
Concluyo diciendo que, todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; son totalmente contrarios a la voluntad de Dios.
Finalmente la vida es un don de Dios, pero es una responsabilidad de la persona cuidar y proteger, su propia vida y la de los demás; es una tarea que no podemos transferir solamente a Dios. La muerte entonces debe darse de una manera donde en ambos ambientes se pueda tener una muerte natural, en paz y sobre todo que provenga de la justicia.
BIBLIOGRAFÍA:
-ibanio J. B. Escatología Cristiana: La liberación en la Historia, pags 164-177; Ediciones aulinas, año 1985.
-r. Bolleño. E. O.F.M. Los escritos de Francisco y Clara, ediciones San Pablo-Guatemala. Año 2006.
-ermejo, L. Tras la muerte la luz. Ediciones Mensajeros. Año 1988.
- Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, APARECIDA. Año 2007.
-Schönborn Ch. de la muerte a la vida. EDICEP. Año 2000.
http://www.noticiadeimpacto.com/2010/09/mas-de-dos-mil-130-muertes-violentas-en.html.
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Colaboración de Fray Alfonzo Paz Cruz
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