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Las contradicciones de la evangelización de América (lectura e interpretación)


 I. BIBLIOGRAFÍA
Las contradicciones de la evangelización de América. Revista Aquí y Ahora. Estrada, Juan Antonio. Sal Terrae, 1992: Santander.

II. BREVE SÍNTESIS DE LA LECTURA


El autor nos lleva a repensar la historia de la Iglesia en América Latina, analizando sobre todo el proceso de la conquista y más específicamente las contradicciones que desde la realidad actual podemos encontrar en el pasado. Esto, no para criticarlo, sino para aprender y comprender la historia. Para evitar cometer los mismos errores y revitalizar los aciertos que beneficiaron la evangelización, sobre todo, cuando ésta fue Buena Noticia para los pobres, es decir, los indígenas.

III. PRINCIPALES CONCEPTOS UTILIZADOS POR EL AUTOR.


Hermenéutica: En su sentido concreto de interpretación, pero desde la historia. Partiendo del análisis de los hechos y contextos históricos, para sacar aprendizaje y mejor comprender el devenir histórico en la actualidad.


Reevangelización: Como propuesta repensada de lo que fue la evangelización. Si se quiere Reevangelizar, no se puede dejar de fuera la historia y la realidad de pobreza que vive el continente. 


Pobres: los que están bajo cualquier sistema de opresión y carecen de lo fundamental para la vida. Los indígenas eran los pobres, los más pobres de aquel tiempo. Los pobres de hoy, representan a los indígenas del pasado.

IV. ESTRUCTURA SINÓPTICA DE LA LECTURA.


Presentación

Si la Conquista de América es polémica, no menos polémica es la Evangelización o Cristianización del continente. 


1.      Principios hermenéuticos de enjuiciamiento

Es necesario abordar  la evangelización con sentido histórico, es decir, tener en cuenta el momento histórico  en el que se dio el proceso. Contextualizar la evangelización en la España y la Europa de finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI.  En este sentido, la evangelización tiene como plataforma a las iglesias europeas y el cristianismo occidental de la época.


a.      El principio de contextualización histórica

Sería injusto criticar  a los evangelizadores por actitudes, comportamientos  y valores que eran de su tiempo. Ellos representaban una cultura y una iglesia determinada. Sería imposible comprenderlos sin atender el contexto histórico. Pero es inevitable que nos preguntemos si lo hicieron bien o no, y que lo valoremos con los cánones actuales.

Hermenéuticamente hay que rechazar la ilusión de una lectura neutra e imparcial del pasado histórico. La interpretación que podamos hacer de la historia no tiene por qué ser igual a la de otras generaciones anteriores, y también está condicionada por la cultura y la forma de cristianismo en la que nosotros nos estamos desarrollando.

Se tratará por tanto de enjuiciar con los criterios de hoy lo válido y lo negativo del pasado para evitar reincidir  en los errores cometidos y para revitalizar los aciertos y las enseñanzas positivas que nos ofrecen. Siempre podemos aprender y corregir posturas nuevas frente a la historia. Eso es útil para tener una buena valoración crítica sobre la evangelización, para abordar con lucidez los problemas actuales del cristianismo y de la Iglesia católica.



b.      La hermenéutica de los vencidos

Por lo general la historia la cuentan los vencedores y muy pocas veces nos interesamos en la óptica de los vencidos. Ciertamente no es lo mismo ver la guerra como ganadores que como perdedores. Esta postura, de ver la historia desde los vencidos, necesariamente tiene que ser diferente a la historia “oficial” que se ha escrito de modo europeizante o eurocéntrico.  Será necesario distanciarse de esa “historia oficial” y adentrarse más en las tradiciones “subterráneas”  que no han podido afianzarse.

La filosofía cristiana de la historia es la de un proceso abierto y la de una esperanza y una memoria histórica, la de los pobres y oprimidos. 


c.       Los mecanismos de exculpación

Para quedar libres de culpa, podemos proponer algunas variables:

a)      Atacar a los conquistadores e idealizar a los evangelizadores. b) Distinguiendo una mentalidad secular y profana y una tradición cristiana pura. c) Idealizar a los indígenas y enaltecer y encumbrar sus religiones y comportamientos religiosos.

El punto central de interés, sin embargo, es siempre el hoy. No se pueden reescribir las páginas de la evangelización, en cuanto hechos ya pasados,  pero sí se han de tener muy en cuenta para preguntarnos cómo tienen que actuar los cristianos actuales en el momento histórico que vivimos. 


2.      Algunas impugnaciones históricas a la evangelización

Para poder aprender y comprender simultáneamente la historia, se debe analizar lo que ocurrió en el contexto histórico y evaluarlo y actualizarlo a la luz de nuestra problemática y mentalidad actual. Veremos algunas de las acusaciones más frecuentes respecto a la evangelización. 


a.      La evangelización como legitimación de la conquista

La espada y la cruz van unidas en un proceso indiferenciado. Pero se trata de una mentalidad en la que no hay separación entre la problemática religiosa, la militar y la política. Vale la pena recordar el contexto europeo del que proceden: la reconquista española de 1492, expulsión de los moros. Se celebra la hegemonía del cristianismo sobre el Islam. En esta época es imposible la separación entre el ámbito secular y el religioso.

Resulta una injusticia histórica pedir a los conquistadores y a los evangelizadores una separación de los ámbitos político y religioso que no se daba en Europa ni en el imperio musulmán, ni en los pueblos conquistados. La reconquista española se extiende en la conquista de América.

La lección que debemos aprender es que las guerras santas, las cruzadas y la utilización política de la religión constituyen  siempre una legitimación ideológica de los intereses partidistas de la política y llevan consigo una instrumentalización inevitable de la religión. 


b.      La destrucción de las religiones precolombinas

No es necesario caer en una idealización mitificada de las religiones precolombinas para defender  su derecho a la subsistencia. Recordemos que la religión oficial, no solo se promueve, sino que se impone, y con ello, prácticamente cualquier otro tipo de religión debía ser eliminado. Pero esta política trajo consigo un desastre cultural y religioso. Sin embargo, existen excepciones, sobre todo en algunas Órdenes religiosas, en las que se buscan los “vestigia Dei”, es un intento de inculturación del cristianismo en las tradiciones religiosas paganas.  Importante es no olvidar que muchas de las viejas tradiciones  religiosas que todavía hoy se conservan han sido recopiladas, traducidas y preservadas por religiosos, y que son éstos los que contribuyen decisivamente  a la pervivencia de lenguas  y culturas indígenas al aprender sus idiomas y ponerlos por escrito.

Tanto el ecumenismo como la tolerancia religiosa son conceptos desconocidos en la Europa del siglo XVI. Si comparamos el proceso evangelizador en América con otras formas de evangelización, ciertamente quedará mal evaluado. El paso de la visión semítica de la religión a una visión helenizada, no es igual si vemos el paso de una visión de Cristiandad con respecto a las religiones precolombinas. Estamos hablando de contextos e iglesias distintas. 


c.       Una evangelización desde el poder

Es más que evidente que en la conquista hay una convergencia entre el trono y el altar. Esta convergencia tiene pros y contras. Pero en todo caso, siempre está la tendencia a criticar esta unión.

El complejo mundo de las luchas de poder fueron tales que es difícil ponerse del lado de uno u otro bando, sin considerar los yerros cometidos. Estas luchas de poder, venían desde España y de cierto modo tomaron fuerza en el continente. Entre las dificultades que encontramos podemos mencionar algunos detalles: los evangelizadores acompañaban a los conquistadores, los reyes de España defendían a sus súbditos indios poro otorgaban permisos a los conquistadores, que aprovechando la distancia, hacían lo que mejor les parecía a sus intereses.

La evangelización desde el poder, acaba pervirtiendo el espíritu y la letra de la evangelización. Esto implica que para la Iglesia, en la actualidad, se hace necesario desmarcarse del poder y convertirse en instancia crítica ante las políticas estatales, denunciando una planificación que no tenga como interés la supervivencia de los pobres. 


d.      Dios o el oro de las Indias

No está de más recordar que en el origen de la llegada de Colón “al Nuevo Mundo” no responde a intereses cristianos de evangelizar, sino, a la búsqueda de rutas nuevas para el comercio. Por tanto, la alianza entre la cruz y la espada hay que leerla en el contexto de la búsqueda de riquezas. Los conquistadores tienen claro a lo que vienen, es decir, a hacerse ricos. Surge la punga entre de dios Dinero y el Dios de los cristianos.

La ávida busca de oro en América es también una sombra para la Iglesia misma. Sin embargo, siempre hay pequeñas luces ante tanta oscuridad. Es el caso de los frailes franciscanos, los doce apóstoles de México, que intentaron predicar el evangelio desde la pobreza siguiendo la herencia de Francisco de Asís, y de tantos misioneros que se internaron en las tierras más remotas y pobres para ponerse al servicio de los indígenas y protegerlos de los españoles. 


3.      Las tareas pendientes de la evangelización

A pesar de todas estas sombras y luces, la Iglesia es vista, especialmente por los pobres, como la institución con más credibilidad moral y capaz de convertirse en portavoz de sus gritos y necesidades.

La esperanza que los pobres de todos los tiempos han puesto en la Iglesia Latinoamericana no debe quedar defraudada. Sobre todo en los procesos que claman justicia. La opción por los pobres por parte de las iglesias y sus instituciones es lo que hay que salvar. Aquí continúa la historia de los indígenas, en la solidaridad con los oprimidos desde el lugar del pobre.



V. APLICACIÓN A LA REALIDAD (EN NUESTRO CONTEXTO SALVADOREÑO Y REGIONAL)


Es célebre la frase de Calos Marx que dice: que la Religión es el opio del pueblo. Pues bien, para ser fiel a los mártires de la Iglesia, a los evangelizadores celosos del Evangelio, y sobre todo a Jesús de Nazaret, será deber nuestro promover el conocimiento de la historia y el analizar la realidad para iluminarla con el Evangelio, y ser a la vez Buena Noticia para los más pobres.

Lo más importante de la Iglesia no lo son los templos, las imágenes, los títulos nobiliarios del clero, etc. Lo más importante de la Iglesia en Latinoamérica es el Evangelio de Jesús, que es Buena Nueva para los Pobres. Por eso, en mi pastoral, trataré de ir a lo esencial. Hay ya  muchos adornos en la iglesia, tanto rito, tanto “bla-bla” que nos hemos olvidado de lo esencial.




VI. VALORACIÓN POSITIVA O NEGATIVA DEL PENSAMIENTO  DEL AUTOR EN ESTE ARTÍCULO.


Considero que es un muy buen artículo y vale la pena leerlo hasta el final. Repensar la historia de la Iglesia y asumirla con sus luces y sombras de manera madura es fundamental en una época en la que abundan los relativismos. Sin embargo:

No estoy de acuerdo cuando plantea que existe una “Deuda histórica colectiva” con el pasado ya que considero que de fondo, expresa un “el sentido de culpa”. No soy culpable de lo que pasó hace 500 años, y si somos consecuentes, sería yo la víctima del sistema transmitido de generación en generación, que me haría victimario a la vez de alguien más. Pero no puedo asumir la culpa de otros. Aunque, creo que el interés del autor es hacer notar cómo el pasado sigue vigente en el presente. Y, yendo más allá, lo que hagamos en nuestro presente se convertirá en el pasado de las generaciones venideras. Ahí sí, yo tengo la oportunidad de vencer estereotipos de opresión o seguirlos repitiendo.  


Considero que en momento va y viene en la historia y no es fiel a lo que se proponía, es decir, analizar el contexto de finales del siglo XV y principios del XVI. Si bien  en el devenir histórico todo tiene que ver con todo, por cuestiones metodológicas, creo que no fue fiel al respeto de la historia misma. Cabe decir, que para explicar la problemática actual, no basta con conocer lo que pasó antes de la conquista y durante la conquista y colonización. Nuestra historia actual está llena de una amalgama de variantes que son difíciles de sintetizar en 30 paginitas. Si bien, puede que haya cosas del tiempo de la Colonia que nos estén influyendo, también es cierto que han pasado 500 años. 


No habla con claridad de la influencia norteamericana y la revolución francesa como determinantes para ciertos procesos mundiales y locales. Cuando se refiere a la expulsión de religiosos lo hace pensando únicamente en los jesuitas y no en todas las congregaciones que se vieron afectadas en el siglo XX. No profundiza en las luces evangelizadoras, que si no fueron muchas, sin ellas no habría historia de indígenas que se pudiesen contar. Derechos Humanos (1948), Ecumenismo – Diálogo interreligioso (1910) y otros términos son muy posteriores a la conquista, por ente, no podemos pedir al pasado cosas que no tenían.


Dada la naturaleza hermenéutica del documento, es válido leerlo después de ver con detalle la Historia, sino, caemos en un especular sobre “lo que creemos que pasó” sin argumentos concretos. Además, hay que recordar que surge en el año que conmemora los 500 años de evangelización en América, y ésa ya es una postura interpretativa y casi fundamentalista.

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