Comentario “El Matrimonio, institución humana y sacramento de la Iglesia”

El Matrimonio, institución humana y sacramento de la Iglesia

Bernard Sesboüé

Comentario de Aurelio Enrique Nuñez Casasola

El matrimonio se asume como un don de Dios en analogía a la relación de Cristo con la Iglesia.

Este sacramento posee su especial diferencia con relación a los otros, pues en este sacramento son dos personas las que convencidas de lo que implica el matrimonio deciden juntos dar el paso y casarse.

Es importante plantearse varios puntos con relación al matrimonio, puntos que dan origen y horizonte al sacramento. Uno es ¿Qué es el matrimonio? Lo otro seria el por qué y el para qué del matrimonio?

Las repuestas posiblemente las podemos responder, pero en este caso concreto del sacramento será la pareja que basados en el amor que se tienen decidan dar respuesta a las cuestionantes. Lo que si podemos intentar ver es que estas preguntas en diferentes épocas ha sido respondida de maneras distintas, o simplemente no se han respondido.

Es común escuchar a muchas personas decir, que menos personas acceden a los sacramentos en general. Lo que se asume entonces es que los sacramentos en la Iglesia están en crisis. Considero que pasa lo contrario. Los sacramentos van adquiriendo más valides, puesto que hay más conocimiento y por ende mayor profundidad en la vivencia de lo que se asume. En el caso del matrimonio posiblemente se decía que antes las personas se casaban más, pero es de ver los motivos de los matrimonios, matrimonios que representaban alianzas comerciales, matrimonios muchas veces arreglado, aun esas situaciones permanecen, pero no es el caso de todos.

En la actualidad el matrimonio va adquiriendo un matiz contra cultural, pues este representa un compromiso total, que se asume en pos de vivir para siempre. Ahora bien, es posible que ya no muchas personas se casen, pero es evidente que quien lo hace en la actualidad, tenga más elementos para poder discernir. La catequesis matrimoniales son fundamentales en este proceso que se realiza en pos de dar herramientas a la pareja. Lo que debe prevalecer, aunque sean menos parejas las que se casen, es que quienes accedan al matrimonio, lo hagan de la manera más libre posible; en un clima de acuerdo mutuo.

Las situaciones en el mundo moderno han cambiado, y estas han hecho cambiar el modo habitual de ser, en el mundo. Aun con las diversas situaciones que se viven, el ideal del ser humano permanece, y es vivir en libertad.

Más que decir crisis en el matrimonio, se podría decir, que en el sacramento lo que ha habido es una purificación, en el sentido que se ha podido decir lo que no es el matrimonio, por ejemplo el dominio del hombre sobre la mujer, el machismo. Entonces muchos al ver realidades muy inconsistentes en la vivencia del matrimonio, deciden inspirados por temor, no casarse. No es del todo radical la realidad, es interesante ver que aunque había situaciones de dificultad, las personas permanecían fieles a su compromiso (es de mencionar que muchas mujeres son las que sufren de maltrato, de violencia, y permanecen unidos a su esposo, por un temor, no solo al agresor, sino un temor a Dios, por disolver la alianza que han pactado). 

El matrimonio será una invitación a vivir la humanidad, en su dimensión más profunda. La libertad junto con el amor, son los horizontes o ejes fundamentales del matrimonio. En este clima de libertad, surge que la relación entre los esposos, es la apertura al otro de la más oculta intimidad propia, que implica una vida en común de vida espiritual, humana, y material.

La valides del sacramento no lo da la Iglesia, lo da la pareja que contrae matrimonio. Por ello es fundamental que en la pareja exista un pleno conocimiento de sí mismos, y una fe tal que ambos puedan dar el paso no solo confiados en ellos, sino también en Dios que ha regalado el don de su amor, para que los seres humanos lo compartan. 

El matrimonio es una responsabilidad de velar por el otro, en este caso concreto por la esposa o el esposo. Será un caminar juntos, asumiendo valores y virtudes, pero también limitantes. La vivencia plena del matrimonio, tendrá que inspirarse en la relación de Jesús con la humanidad, tomando como fuente el hecho que él se hacía llamar el esposo. Una relación, no fácil, pero impregnada de trascendencia y detalles contantes, gestos de amor reparador y conciliador. Un amor muchas veces no correspondido, pero siempre un amor desinteresado, en pos del bien del otro. Una entrega total, hasta dar la vida. 

Hay en la sociedad actual un cambio de pensamiento, por ello también de ideales, horizontes y utopías, el cual de manera directa afecta al ser humano en su fe. Por ello la fe, debe ser cada vez más libre, por ello más sólida. Una fe que asuma la realidad humana sin escándalo. Así como Jesús se encarnó y humanizó al ser humano, recordándole que fue creado en libertad para amar.